La tía Viky
Si, de joven, andabas folleteando con tu hermana, es normal que, de mayor, te acabe pasando lo mismo con tu sobrina
¡Joder, tita! Qué cantazo a maría.
¿Tanto huele?
Tira de espaldas.
Mi sobrina Lola acababa de subirse al coche y me había puesto en evidencia. Se estaba enterando en ese momento de que le daba a los canutos y preferí responderle con naturalidad porque, aunque fuera una cazada, no éramos niñas ninguna de las dos. Ella tenía diecinueve, yo cuarenta, y su inteligencia era una de sus mejores virtudes. Pero no la única. Lola era un cielo.
El tema de las drogas nos tuvo entretenidas...