Frenesí de verano (3)

Esa noche de amor...

Salió al pasillo en busca del teléfono. allí estaba linda, su hermana pequeña, recostada en la pared junto al aparato, como si estuviera montando guardia.

-no se te ocurra usar el teléfono-advirtió la niña, con cómica severidad- espero una llamada importante.

Sinaí le dio una cariñosa palmada en la mejilla y tomó el auricular.

-será solo un minuto, linda-prometió- lo mío también es importante.

-de acuerdo te tomare el tiempo-suspiro la niña.

la muchacha marco el numero, mientras la niña controlaba las manecillas del reloj. el timbre solo sonó dos veces al otro lado de la línea.

-¿Carlos? soy sinaí.

-hola amor, ¿ya estas preparada?, dentro de diez minutos pasaré a recogerte.

-Carlos, yo.... lo siento pero.... creo que no iré con ustedes.

-¿qué dices? no seas chiquilla sinaí, ya eh comprado las entradas para el cine....

-lo lamento, Carlos. es que en realidad no me encuentro bien, ¿sabes?.

-en ese caso, iré a verte y me quedare contigo. podemos ver alguna película en la televisión.

-no has comprendido, Carlos. voy a acostarme- la voz de sinaí sonó un poco dura- no tendría caso estropearte la noche.

al otro lado de la línea hubo un largo silencio.

-oye, sinaí...,si es que estas disgustada conmigo por lo de esta tarde... se que me comporte torpemente contigo después de aquella escena en el bar. pero es que ese tipo me saco de quicio y...

-no te preocupes amor, no estoy disgustada contigo- respondió la chica con dulzura- ese presuntuoso motorista nos puso de nervios a todos, ¿no te parece?.

-si, creo que eso fue lo que pasó- suspiró Carlos un suspiro de alivio.

-bueno, ahora vete al cine con Sara y Alberto, y deja que yo descanse . mañana estaré mejor y podremos vernos.

-de acuerdo, sinaí. lamento que no puedas acompañarnos. ¿ estas segura de que no podrías venir si tomaras una aspirina o algo así?

-tomaré dos aspirinas para intentar conciliar el sueño, tengo un dolor de cabeza horrible. hasta mañana amor.

-hasta mañana y procura descansar. yo te hablaré antes del mediodía.

sinaí colgó el teléfono, mordiéndose los labios como un niño que llevaba adelante una travesura. el primer paso de su plan estaba cumplido.

-has tardado casi dos minutos-protesto linda.

-perdona, linda; no se puede ser más breve para plantar a un chico.

-¿qué dices?

-descuida, ya lo entenderás algún día.

linda encogió los hombros y regreso a su puesto de guardia junto al teléfono. sinaí se inclino hacia ella y le tomó las manos.

-oye, hermanita, necesito pedirte un favor. ¿podrías prestarme tu bicicleta?

linda miró a su hermana con un gesto de asombro.

-¿mi bicicleta? ¿piensas ir a la cama con ella?

-nada de eso pequeña- rió sinaí- iré un poco mas lejos.

la luz de la luna llena iluminaba el antiguo sendero de lago, flanqueando por arbustos y viejas empalizadas de troncos. sinaí había elegido ese camino para evitar encuentros inoportunos. mientras pedaleaba montada en la bicicleta de linda podía oír el ruido de las motos y las exclamaciones de los concurrentes. al llegar permaneció escondida; de ahí pudo ver a cuatro motoristas que giraban en aquel momento; el que iba a la cabeza llevaba un casco rojo. el triunfador se quito el casco, y el inconfundible dorado cabello de oscar brilló bajo la luna. el corazón de sinaí dio un vuelco de emoción.

-hola sinaí, ¿piensas participar en las carreras con esa máquina?

Eduardo Sáenz, uno de los organizadores, le sonreía cordial entre los arbustos, mirando con gesto divertido la pequeña bici de linda.

-hola Edu, solo e venido a echar una ojeada y hacer algunas apuestas, ¿he llegado a tiempo?

el muchacho movió negativamente la cabeza.

-la fiesta a terminado-anunció- el sheriff sheldon se hace la vista gorda, pero con la condición de que a la una todos estén ya en casita. de todas formas alégrate de no poder apostar ya. ese maldito fenómeno forastero se ha hecho hoy de todo nuestro dinero.

-quizás yo hubiera apostado por él-dijo sinaí con cierta picardía.

-¿le conoces?- preguntó

-¿cómo podría conocerle? ¿ no dices que es forastero?-respondió ella con inocencia.

-tienes razón, llego a plowland lake hoy en la tarde y sin duda se marchara esta noche. es un vagabundo motorizado. pero hay que aceptar que es muy hábil sobre su moto.

-lamento haberme perdido el espectáculo-dijo la chica con sinceridad.

-no sabia que te interesaba el motociclismo- comentó Eduardo.

-bueno...-sinaí vaciló un instante- siempre es interesante ver en acción a alguien que destaca en cualquier actividad, ¿no crees?.

-si así debe de ser.-sonrió el muchacho- ahora tengo que dejarte. debemos desmontar todo antes de que a sheldon se le ocurra asomarse por aquí. ya nos veremos; saluda a Carlos de mi parte, ¿quieres?.

lo dijo sin asomo de malicia, pero sinaí lo detuvo impulsiva, tomándole por el brazo.

-oye edu.., quisiera pedirte un favor. no le digas a Carlos que eh estado aquí, ¿quieres?.

el chico un poco aturdido por el dulce roce de los dedos de sinaí en su brazo desnudo en la penumbra, cubrió a su vez la mano de ella con su mano libre, en un gesto de solidaridad.

-de acuerdo pimpollo-susurró- mantendré nuestro pequeño secreto.

-eres un encanto edu. buenas noches.

sinaí retiro su mano con suave firmeza, sin dejar de sonreír. Eduardo meneó la cabeza, entre satisfecho y desencantado, y se dirigió hacia el grupo que cargaba los banderines. se oían comentarios y despedidas en voz queda mientras todos se retiraban.

al alejarse la ultima camioneta en dirección a la carretera, la luz de cruce de la camioneta recortó por un instante la silueta de un motorista esbelto y quieto, que parecía meditar con un casco rojo en la mano, junto a la orilla del lago. sin pensarlo dos veces sinaí ocultó la bicicleta entre los arbustos y se acerco hacia él.

-hola forastero-murmuró.

continuara....