Arrodillada (I)
Después de una intensa pelea, acaban reconciliandose, y de que manera!.
Habíamos discutido. Hasta me dolía la cabeza de los gritos que había pegado, y él, como es su costumbre, no contesta, prefiere enfurecerme con su parsimonia, fingida o real. Serios y callados nos dirigimos juntos a la puerta del departamento para salir. De pronto, frente a la puerta, sin razón, nos estrechamos en un abrazo frenético, en un beso enloquecido. Su lengua y la mía se destrozaban, nuestras bocas se devoraban y mis pechos se apretaban a su cuerpo mientras podía sentir lo dura que se l...